El ornamento como lenguaje



 El ornamento como lenguaje 


Cuando hablamos de estilo en arquitectura, muchas veces pensamos solo en cómo se ve algo, pero en realidad es más que eso. El estilo es como una forma de escribir, un lenguaje. No se trata solo de poner cosas bonitas, sino de cómo esas decisiones decorativas dicen algo. Incluso cuando no se decora, también se está tomando una decisión. Entonces, ¿la decoración está en el objeto o en la forma en que lo miramos? Yo creo que está en ambos lados: lo que se hace y lo que cada persona interpreta.

Parece que hoy nos importa más el objeto en sí que el espacio en conjunto. Como si hubiéramos pelado las paredes y solo quisiéramos ver lo más básico. Pero ahí es donde el ornamento importa más. Es lo que nos conecta con algo más profundo, con una historia. Si decoramos sin pensar, todo se siente forzado o incoherente. Pero si hay una intención detrás, el ornamento activa recuerdos, emociones, una especie de fondo poético que hace que el espacio se sienta vivo.

La arquitectura siempre ha tenido algo de texto. Las fachadas de las catedrales, por ejemplo, eran como libros abiertos para quienes no sabían leer. Entonces, ¿se decora para destacar o para pertenecer? Pueden ser las dos cosas. A veces usamos la decoración para hacer algo único, pero también para conectar con una tradición, con una cultura. El ornamento no está de más: está diciendo algo que a veces no se puede explicar con palabras.

Al final, nosotros también participamos con nuestra mirada. Interpretamos lo que vemos y completamos el sentido de lo que está ahí. Por eso creo que el ornamento es clave: no solo embellece, sino que dice, recuerda y transmite. No es solo un detalle, es parte de lo que hace que un espacio tenga alma.


Comentarios

Entradas populares